Durante la adolescencia la onicofagia se agudiza y después de los 18 años suele desaparecer. Cuando no es así, este hábito puede llegar a convertirse en un trastorno compulsivo acompañado de otras conductas obsesivas, como la tricotilomanía (arrancarse el pelo), tics y compulsión sexual.
Causas
Generalmente, la onicofagia es causada por razones psicológicas. La detonan el aburrimiento, nerviosismo, estrés, temor, la ansiedad, baja autoestima, depresión. O bien, por factores externos: problemas económicos, familiares, laborales y de pareja.
Consecuencias
Para muchas personas la onicofagia solo acarrea consecuencias estéticas; no obstante, en los casos más severos, puede provocar problemas de salud.
Contraer enfermedades. Si no hay una buena higiene de las manos, tenemos la posibilidad de contraer alguna infección. También, en los dedos se producen pequeñas heridas que funcionarían como una puerta de entrada para las bacterias.
Paroniquia. Son los uñeros o panadizos. Se muestra como hinchazón y enrojecimiento en la piel de alrededor de la uña, acompañada de lesiones en las cutículas y deformación de las uñas y los dedos.
Problemas dentales y temporo-mandibulares. Desgaste en los dientes, daño al esmalte y malposicion dentaria.
Úlceras e irritación en las encías. Causado por los picos puntiagudos de las uñas que pueden estar contaminados.
Malestar psicológico. Debido a que se sienten avergonzadas del aspecto de sus uñas y a que es visto como algo socialmente indeseable.
Actualmente la Psicología y la Odontología tienen técnicas de modificación de conducta para su tratamiento mediante terapias y el uso de aparatos ortopédicos que impiden llevar a cabo tal hábito, sin embargo también podemos tomar en cuenta:
Evitar tomar productos estimulantes: café, té, refrescos con cafeína, las bebidas alcohólicas, ya que suelen generar ansiedad y nerviosismo.
Aplicarse esmaltes especiales que al momento de llevar las uñas a la boca y entrar en contacto con la saliva, despiden un agrio sabor que hace insoportable seguir mordiendo.
Si prefieres un remedio casero, frota las uñas con ajo, guindilla, picante, chile, etc.
Uso de guantes o tiritas de cinta de curación en las uñas para evitar el mordisqueo.
Buscar un sustitutivo rápido y saludable cuando se tengan ganas de morderse las uñas: funciona beber agua, masticar chicle o tomar un aperitivo bajo en calorías.
Sé paciente y fuerte. La convicción, voluntad y buena actitud serán fundamentales a la hora de ponerle fin a esta mala costumbre.
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