El pequeño pastor cada día alimenta y cuida atentamente a todas las ovejas en la granja de su abuela. La mujer asegura que no pensaba en el efecto terapéutico que podría producir la relación de su nieto con las ovejas, sino que deseaba que pequeño Arthur continuase la tradición familiar de cinco generaciones de pastores. No obstante, a día de hoy es consciente del bien que ha supuesto la comunicación del pequeño con los corderos, añadiendo que además de dar sus primeros pasos dos años antes de lo previsto, Arthur enriqueció sus capacidades anímicas y su sociabilidad.
A pesar de que los caballos y perros son considerados los animales 'más terapéuticos', el caso de Arthur ha evidenciado lo beneficiosas que son las ovejas, que también adoptan una considerable actitud afectiva hacia las personas, sobre todo si se trata de niños. Igualmente, promueven la amistad entre sus dueños y la responsabilidad de su cuidado en los niños, según los especialistas.
Las terapias con animales son una salida efectiva para ayudar a las personas discapacitadas, especialmente a las que padecen autismo o alzhéimer. Asimismo, los animales ayudan a tratar varios tipos de adicciones. No obstante, el caso del pequeño pastor británico podría convertirse en una de las historias más sorprendentes de amistad entre el hombre y los animales.
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