Esta explicación es una más de las curiosidades ligadas al viajar, y que nada tiene que ver con confusiones personales de tiempo y espacio sino con bases científicamente comprobadas.
De acuerdo a Niels van de Ven, sicólogo de la Universidad de Tilburg (Holanda) y quien realizó un estudio sobre este tema, la percepción de que el trayecto de ida es más largo que el de vuelta tiene que ver con las expectativas que tenemos sobre nuestro destino.
El científico concluyó que al iniciar un viaje, las personas suelen tener una actitud más optimista y expectativas sobre cómo será su viaje. Por el contrario, cuando el viaje de regreso ocurre, las personas ya han familiarizado el trayecto, les resulta predecible y por tanto da la impresión de que es más corto; ya no hay expectativas por cubrir.
El estudio hecho por van de Ven concluyó que a las personas les parece más corto el viaje de regreso entre un 17 y 22 por ciento, comparándolo con el de ida.
De hecho en el estudio se menciona que esta situación de las percepciones sobre un viaje puede ser similar a cuando una persona ve una película por segunda vez.
Al ya conocer la trama y saber qué pasará, se crea una percepción de que la cinta no fue tan larga como la primera ocasión en que fue vista.
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