viernes, 27 de septiembre de 2013 |

UN ESTUDIO EXPLICA POR QUE LOS NIÑOS LES CUESTA RECORDAR COSAS TAN SIMPLES

Es una pregunta recurrente con una respuesta previsible: "¿Qué almorzaste hoy?". "No me acuerdo". La réplica del niño al padre no es apatía, como la mayoría piensa. Así lo afirma un estudio de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.) que mostró que la capacidad de recordar dónde o cuándo ocurrieron las cosas -llamada memoria episódica- sólo se desarrolla a partir de los siete años, y no a los cuatro, como se creía.



Este tipo de memoria explica por qué los niños pequeños pueden no tener problemas en recordar eventos simples, pero pueden tener dificultades para colocarlos en el lugar, momento o contexto correcto.

Por ejemplo, dice el estudio, un niño puede recordar que tiene clases de matemáticas en la mañana y de lenguaje en la tarde. Pero sólo si eso ocurre, por ejemplo, todos los lunes. Porque basta que los miércoles esos ramos tengan otra distribución en la jornada, para que ellos no recuerden el orden y los días.

De la misma forma, pueden saber que hoy y ayer almorzaron, pero no recordar el plato que degustaron.

Los resultados tienen amplias implicaciones, que van desde el aprendizaje escolar hasta la fiabilidad del testimonio de menores en causas judiciales. "Los menores de siete años recuerdan bien eventos individuales, pero pueden tener dificultades colocándolos en su contexto, cuándo y dónde ocurrieron", dijo en un comunicado Vladimir Sloutsky, sicólogo de la U. Estatal de Ohio y autor del estudio.
Casa azul y roja

En la investigación, un grupo de niños entre cuatro y siete años debía recordar objetos en una caza azul y otros en una roja . Los menores no tuvieron dificultades en recordar los objetos, pero sí en memorizar en cuál de las dos casas estaban.

Según la investigación, los menores no tienen la capacidad de crear estructuras de memoria más complejas, como poner estos objetos en una de las dos casas.

Para descartar que los recuerdos estaban asociados a la apatía que los niños podían sentir por las casas, repitieron el experimento, pero asociando los objetos a dibujos animados, como Elmo y Dora la Exploradora.

Los resultados fueron los mismos. "Se sabía que la memoria de los niños es frágil, pero no se sabía exactamente lo que faltaba. Al saber lo que falta, ahora podemos tener una mejor idea de la forma en que el cerebro desarrolla la memoria y predecir lo que los niños son propensos a recordar y lo que es probable que olviden", explicó Sloutsky a La Tercera.

El experto agregó que no todas las partes de la memoria se desarrollan al mismo ritmo en los niños.

 
 
 
 
 
 



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