El volumen es tu gran aliado en este recto; montar tu plato con ingredientes que ocupen mucho espacio, que sean más densos que los alimentos pequeños es capaz de hacerte sentir más satisfecho creyendo que ingeriste mucha comida. Puedes agregar a tu plato un filete de pollo, espárragos y patatas asadas. El volumen es mayor que un trozo de pizza, por ejemplo, pero más saludable y menos calórico.
Cuando sirvas la comida, llena mitad de tu plato con verduras antes de añadir las comidas principales. Las verduras tienen mucho volumen, ocupan mucho más espacio. Además, son ricas en fibras y nutrientes muy importantes para tu salud. Llena la mitad de tu plato con verduras, ¼ de proteínas, ¼ de carbohidratos.
Reducir el tamaño de tus platos es un truco que funciona realmente bien para tu saciedad, ya lo he probado. Cuando comes en un plato pequeño, consumes menos comida, pero das a tu cerebro la sensación de que estas consumiendo una gran cantidad de alimentos. Te sentirás satisfecho al ver tu plato lleno, pero con dimensiones reducidas.
Puedes hacer lo mismo con los tazones; deja los grandes cuencos para sopas y ensaladas.
Otro truco curioso es comer con cubiertos más pequeños. Cuando tu pequeño tenedor desborda lleno de comida, tu mente cree lógicamente que estas comiendo bastante más de lo que en realidad. Resultado: acabas comiendo menos de lo que normalmente.
Aprenda a beber en vasos más altos en vez de los vasos anchos y bajos. Las personas vierten 19% más de líquidos en los vasos bajos. La razón es sencilla, el cerebro se centra más en la altura que en la anchura; para nuestra mente los vasos bajos parecen menos llenos que los vasos altos.
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