¿Cómo lo lograron? Con la ayuda de otra bacteria, pero esta vez, una muerta. La Lactobacillus paracasei, un habitante natural del tracto intestinal humano que se utiliza también en productos probióticos, se agrega a caramelos sin azúcar y, una vez en nuestra boca, ayuda a combatir los estreptococos y eliminarlos a través de la saliva.
Aunque todavía se requieren muchos estudios para comprobar la eficacia de este nuevo método, es alentador pensar que quizás en unos años podamos reducir la visitas al dentista comiendo golosinas.
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