Andrés vive en Valencia y hace cinco años decidió empezar a poner placas
solares, una forma de obtener energía limpia, sin emitir CO2, y
ahorrarse un dinero en la factura de la luz. Además la energía que no
usa la revierte a la red de forma gratuita. Ahora un autoconsumo como el
de Andrés se penaliza con un impuesto al sol.
No solo eso. Si no te registras pueden sancionarte con una multa de 60
millones de euros, la misma que le pondría a una central nuclear si
tuviera una fuga que afectara a un núcleo urbano.
La Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa) la forman
Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, Eon y EDP. Generan el 80 % de la
energía y poseen un 90 % de las redes de distribución. Son el oligopolio
energético en España y su relación con los políticos es directa.
Políticos que dejan la administración pública y pasan a los consejos de
administración de estas empresas. Son las llamadas puertas giratorias.
Esta relación afecta no solo al autoabastecimiento, sino también a los
pequeños productores de energía renovable que sufren para encontrar un
hueco en el mercado. Ya no son alternativas sino una realidad y
demasiado molestas para el oligopolio.
Solo el año pasado España gastó 45 mil millones de euros en importar
combustibles fósiles para conseguir energía cuando las renovables son ya
una realidad y supondría un enorme ahorro para los consumidores.
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