Desde hace tiempo se conoce que el ejercicio es
beneficioso para el cerebro. Pero hasta ahora no estaba claro a qué se
debía. Investigadores estadounidenses aseguran haber desvelado la
incógnita tras identificar una molécula llamada irisina que se produce
en el cerebro cuando practicamos un ejercicio físico de resistencia y
que tiene efectos neuroprotectores, según publican en la revista Cell
Metabolism.
"Nuestros resultados indican que FNDC5/irisina tiene la capacidad de controlar una vía neuroprotectora muy importante en el cerebro", explica Spiegelman. Los investigadores planean trabajar en el desarrollo de una forma estable de la proteína irisina que se pueda inyectar a los ratones y lograr, de ese modo, aumentar las vías de lucha contra la degeneración natural del cerebro y prevenir el alzhéimer, la depresión y otros trastornos.
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