sábado, 5 de octubre de 2013 |

EL GOBIERNO DECIDE QUE TODOS AVALEMOS 50.000 MILLONES MÁS A LA BANCA

Todos a avalar de nuestro bolsillo. Esa es la decisión tomada unilateralmente por el Gobierno. Sin consultar, sin reparos, sin luz ni taquígrafos, sin vergüenza...


Y es que, como la trampa contable que convertía los créditos fiscales de la banca en activos les ha salido mal porque la inminente normativa de Basilea III prohibe tal martingala, ahora el Gobierno decide convertir esos futuros beneficios fiscales de la banca directamente en activos avalados por el Estado.

De ese modo, esos 50.000 millones de euros -ahí es nada- seguirán asentados en los balances de la banca española como activos, ya que de otro modo Basilea III obligaría a contabilizar los créditos fiscales como lo que son, o sea un potencial ahorro futuro e incierto, y sólo en el caso de que el banco siga en pie al cabo de unos años y además dé beneficios que puedan amortizar dichos impuestos acreditados.


La jugada es fea, muy fea. Porque obliga a todos los españoles a asegurar o avalar 50.000 millones para que los acreedores de los bancos puedan cobrar con total seguridad (garantía del Estado, o se de los impuestos que tendrán que pagar nuestros hijos y nietos). Da igual si los bancos en cuestión hayan quebrado ya, o sigan agonizando con resultados que estén lejos de poder beneficiarse de esos créditos fiscales acumulados. Esos apuntes contables, que sólo se convertirían en dinero -activos- para la banca en caso seguir en pie y con resultados saneados, quedan desde este momento avalados con dinero contante y sonante de todos los españoles, ocurra lo que ocurra con esas entidades financieras al borde de la quiebra (unas más que otras) en el futuro.

Dicho de otra manera, este aval de dinero público, sólo NO nos costará dinero a todos los españoles en el caso de que en los próximos años la banca recupere su solvencia y capacidad de generar beneficios, y que éstos a su vez sean suficientes para beneficiarse de los créditos fiscales que actualmente acumulan. O sea, que esta historia sólo acabará bien para el bolsillo de todos los contribuyentes si, y sólo si, la banca española tiene un final feliz, muy feliz. En cualquier otro escenario, la insolvencia manifiesta y merecida de la banca española, la pagaremos entre todos (50.000 millones de € más). Si esto no es escandalosamente injusto y delictivo, que baje Dios y lo vea.

¿Y quienes son los principales bancos beneficiados? No creáis que estamos hablando de bancos de medio pelo, no. El dinero público irá a parar en forma de avales directamente en vena de los balances de Santander, BBVA, Sabadell, entre otros. Estos grandes bancos, que se pasean por el sector financiero y ante la opinión pública con una actitud tan altiva, deberían agachar un poquito la cabeza, avergonzarse, y darnos las gracias a todos los españoles, que somos quienes les estamos inyectando aún más dinero de nuestros bolsillos para tapar sus miserias. Unas miserias que creían haber maquillado con martingalas contables bendecidas por el Gobierno, y que ahora la normativa de Basilea III ha vuelto a dejar en evidencia. Hoy todos somos 50.000 millones más endeudados, y por tanto 50.000 millones más pobres. Y esto aún no ha acabado, desgraciadamente.


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