La imagen de Neymar desde que llegó a Barcelona ha sido realmente impoluta. El jugador llegó a la Liga con fama de fiestero y mujeriego, pero pasados los meses no ha dado ningún disgusto a su directiva. El delantero se encuentra centrado en la distancia con Bruna Marquezine, en lo personal, y en lo profesional está demostrando que no tiene tanto ego como parecía, manteniéndose siempre a la sombra de Messi.