-Los días previos a la Navidad constituyen un momento ideal para realizar limpiezas profundas en el hogar, para mover las energías y activar la abundancia para la familia. Desechar por ejemplo, esas prendas que hace años están colgadas en el armario y no usamos, deshacernos de esa vieja pila de revistas que no leemos. Lo que no nos sirve a nosotros puede brindarle una alegría a quienes tienen menos: dona lo que no utilizas, tira lo que está roto.
-Para la limpieza del hogar, refresca los ambientes con esencia de lavanda. Si dejas secar un ramo colgado detrás de la puerta, su buena energía protegerá a los habitantes del hogar.
-Luego de echar mano a las tareas de limpieza: tirar, poner orden, reciclar, donar, etc., estamos en buenas condiciones para hacer algo más profundo: una limpieza emocional. Cerrar ciclos, terminar con lo que no sirve, dejar ir…soltar. Recibir la Navidad con el corazón liviano, con espacio para recibir lo que merecemos.
-Coloca guirnaldas o coronas navideñas en la entrada de la casa. La puerta es un símbolo, es una invitación a abrir un espacio, a traspasar un umbral. Esa invitación debe ser amable, rica en afecto, para que quienes entren al hogar se sientan bienvenidos a compartir alegrías y buenos momentos con los moradores de la casa.
-Decora tu hogar con velas, su luz aporta calidez, y la llama encendida nos ayuda a tener esperanzas. El árbol, bueno, ¡los hay muchos! Naturales, metálicos, grandes o pequeños, tradicionales o modernos, pero nunca debe faltar en su extremo la Estrella de Belén, o el Ángel de la Navidad.
-Coloca cerca del Nacimiento, objetos que simbolicen los obsequios que llevaron los Reyes Magos al Niño Jesús: oro, incienso y mirra. Puede ser un adorno dorado, e inciensos. Enciende entonces todos los días incienso y mirra para recordar a Jesús, rezarle una plegaria de agradecimiento, y sentir su luz en tu corazón.
-Destina un lugar a tu Ángel de la Guarda, que siempre te acompaña y protege, enciende una vela blanca para él, o coloca flores frescas para recordarlo, no necesita mucho más, solo que lo recuerdes y agradezcas su presencia, y estas fechas Navideñas son ideales para demostrar esa gratitud hacia su constante compañía.
-¡Que abunden entonces las velas, los ángeles, las campanas, las monedas doradas en la mesa llamando a la prosperidad, las tiernas cartas de los niños a Santa, los buenos deseos, las ramas de pino y sus piñas, el rojo y el verde de la Navidad!
Es Navidad. Llega el momento de los brindis, de las reuniones y los obsequios, pero principalmente de los buenos deseos, las sonrisas, los largos abrazos que aumentan la energía espiritual de esta fecha. El verdadero espíritu de la Navidad no debería abandonarnos a finales de diciembre, promover la alegría, el amor y la caridad es algo que podemos hacer durante todo el año.
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