De acuerdo con la investigación, cuando se come solo se suele incluir menos verduras, hortalizas y legumbres en el menú, mientras que se agregan carnes, pasteles o dulces y snacks. El hecho de comer solo implica que queramos comer más rápido y práctico, por lo que muchas veces optamos por comida pre-hecha o que se puede comer sin preparar, como quesos, embutidos, etc. En consecuencia, no solo comemos mal, sino que tenemos mayor tendencia a ganar peso y aumentar los niveles de colesterol y glucosa.
Por otra parte, se ha demostrado que quienes viven solos tienen menos motivación para hacer las compras y, por tanto, tienen una despensa menos variada y con pocos alimentos saludables. La soledad genera pereza para comprar y cocinar, además de una búsqueda de practicidad y menor tendencia a mantener horarios, todo lo cual afecta negativamente la alimentación.
¿Qué se puede hacer?
- Agárrale gusto a la buena alimentación y confía en tu capacidad de preparar una buena comida. – Métete a clases de cocina o participa en foros de cocina en Internet: haz de ello un hobbie. – Invita a tus amigos a casa para que prueben las cosas que aprendes a preparar. – Genera un ambiente agradable a la hora de comer solo: pon música, busca una iluminación adecuada, abre las ventanas y disfruta.
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