La nueva Ley de Seguridad Privada aprobada en el congreso representa un
paso más hacia la represión de nuestra libertad individual. Hacia la
dictadura global que, paso a paso, va asentando sus bases legales en
medio de la desesperante y desconcertante atonía general de la
población.
Mucho se ha hablado y escrito sobre el tema estos últimos días y no vamos a redundar en opiniones al respecto.
Más allá de los detalles circunstanciales de la ley, el concepto clave
es que se abre la puerta a poner en manos privadas todas y cada una de
las funciones propias de los cuerpos policiales.
De momento, de forma restringida.
Pero solo de momento.
Todos sabemos que la gran barrera conceptual que debía ser franqueada
era la de otorgar poderes policiales a guardias privados y que una vez
saltado ese muro legal y conceptual, nada detendrá ya la privatización
completa y progresiva de los cuerpos de seguridad del estado.
Como
decíamos, se ha escrito mucho sobre el tema y no entraremos a valorar
la más que posible infiltración de grupos de ultraderecha y neonazis en
estos cuerpos de seguridad, la baja calificación y preparación de la
mayoría de estos vigilantes privados, ni las posibles vinculaciones
corruptas entre los políticos que han aprobado esta ley y las empresas
de seguridad que harán el gran negocio gracias a su implantación.
Si todo ello resulta preocupante, lo resulta aún mucho más si lo situamos en el contexto internacional.
Porque con la aprobación de este tipo de leyes, nos acercamos,
paulatinamente, a un mundo controlado por ejércitos privados de
mercenarios.
Ejércitos privados de carácter transnacional con capacidad para detener,
reprimir y matar a su antojo en cualquier lugar del mundo, bajo el
amparo de la “legalidad vigente”.
Posiblemente tales afirmaciones te sonarán como algo muy exagerado.
Pero si esto te parece una exageración sin sentido, en gran parte se
debe a tu visión de lo que es un vigilante privado o “segurata”, como se
le llama familiarmente.
Probablemente, cuando piensas en un vigilante privado te viene a la
mente el típico vigilante de Prosegur que ves en tu oficina bancaria o
patrullando en una urbanización y que puedes encontrar desayunando en un
bar o siendo el hijo de tu vecina (y que seguro que es muy buen chaval)
Pero más allá de la imagen del vigilante de seguridad o del sujeto que
va dentro del uniforme, debes saber que la industria de la seguridad
privada representa un suculento y creciente negocio en todo el mundo.
Ten en cuenta que las empresas de seguridad no son, precisamente, un
negocio familiar, pues necesitan de gran infraestructura e inversión y
que, por lo tanto, se trata de grandes compañías.
Y una vez estas compañías resulten rentables a escala nacional, seguirán
el camino que siguen todas y cada una de las compañías comerciales y
empresas rentables del mundo: acabarán en manos de grandes corporaciones
transnacionales.
Así
pues, cuando el Ministro del Interior te explica que el negocio de la
seguridad privada representa un beneficio directo para la economía
española, en parte te está engañando, pues dentro de no mucho tiempo esa
empresa ya no estará en manos españolas, sino participada a escala
internacional, como sucede siempre que una compañía garantiza beneficios
y pasa a formar parte de esa maraña inextricable, opaca y laberíntica
que representan las corporaciones multinacionales, que curiosamente,
siempre tributan en paraísos fiscales lejanos.
Además, en pocos años y siguiendo la misma lógica empresarial que puedan
tener grandes corporaciones como por ejemplo Nestlé o Coca-Cola, con
presencia física en todos los países, estas grandes corporaciones
transnacionales poseerán ejércitos repartidos por todo el mundo.
Es decir, el monopolio de la violencia a escala mundial estará en manos
de conglomerados estrictamente privados, para los cuales solo prima el
negocio, por encima de todas las cosas.
Y
llegados aquí, deberías hacer el siguiente razonamiento: si su negocio
reporta enormes y crecientes beneficios y tal negocio consiste en
combatir la inseguridad…¿quién te garantiza que las propias compañías de
seguridad, tan poderosas como incontrolables por los estados no
promoverán la aparición de esa inseguridad como motor indispensable para
su sustancioso negocio?
Y además: ¿Qué sucederá cuando estos vigilantes privados, al servicio de
personas poderosas (los únicos que podrán pagarles a nivel particular)
puedan ejercer funciones policiales bajo el amparo de la legalidad?
Y si eso sucede: ¿Ese matonismo legalizado no te recuerda a un régimen feudal?
De acuerdo, es cierto, estos razonamientos pueden parecer algo paranoicos.
Pero son tan paranoicos como ingenuo es pensar que “ellos nunca harían algo así”…
Sea como sea y lo veas como lo veas, ahí tienes el ejemplo real de los Estados Unidos.
Allí
viven un auge imparable los ejércitos de mercenarios fuertemente
armados y equipados, con el modelo paradigmático de Academi
(antiguamente llamada Blackwater), un auténtico “monstruo” corporativo
con amplias ramificaciones empresariales envuelto en la guerra de Irak y
en programas de asesinatos secretos de la CIA.
Sin olvidar otras empresas privadas militares como CACI y Titan corp,
envueltas ambas en las torturas a presos Irakies en la prisión de Abu
Ghraib…
O oscuras compañías de seguridad como Dyncorp, AQMI Strategy
Corporation, Alpha Point Security, Triple Canopy, Secopex, Meteoric
Tactical Solutions, Executive Outcomes, AKE Group o Minimal Risk, por
poner algunos ejemplos al azar de entre las muchísimas empresas de este
tipo que proliferan en EEUU y en todo el mundo.
Con todo esto, no estamos diciendo que por culpa de la ley de seguridad
privada vayas a ver ejércitos de mercenarios extranjeros patrullando por
las calles de tu ciudad, con todoterrenos negros y helicópteros como en
la guerra de Irak.
Pero no descartes que dentro de unos años (no muchos), alguna de estas
compañías de “seguridad” o una de sus subsidiarias, se encarguen de la
vigilancia en el Centro Comercial más cercano o en tu propio barrio.
Pues son empresas que cubren todos los ámbitos propios de la seguridad
privada: desde el estricto ámbito militar, pasando por la tradicional
vigilancia privada de carácter policial y culminando en la gestión de
las últimas tecnologías de video-vigilancia y escaneo en calles,
estaciones, edificios oficiales, bancos o aeropuertos.
Y como has visto ya, el primer paso para que se apoderen íntegramente del inmenso negocio de la seguridad ya se ha dado.
Como decíamos, debemos fijarnos como referente en todo aquello que sucede en los Estados Unidos.
Estas empresas están sustituyendo paulatinamente al ejército y acabarán
haciéndolo, a la corta o la larga, con la propia policía.
Y
es que en Estados Unidos, todo lo referente a la seguridad se ha
convertido en un negocio privado de magnitudes casi inconcebibles.
Un ejemplo de ello es el ingente negocio de las cárceles privadas:
EE.UU. tiene la población carcelaria más grande del mundo, que se estima
en unos dos millones y medio de personas.
De hecho, con menos del 5% de la población mundial, Estados Unidos
acumula el 22 por ciento de la población carcelaria de todo el planeta.
Pongamos un dato revelador:
Según datos del Centro Internacional de Estudios Penitenciarios de la
Universidad de Essex (ICPS), en 2005, uno de cada 146 californianos
estaba en prisión.
Una
cifra a la que se llegó después de un aumento del 500% en la población
reclusa desde los años 80 (en contraste con los índices de criminalidad
de California, que durante el mismo periodo no han parado de bajar).
En España, esa proporción es de 1 preso por cada 671 habitantes, en Finlandia, 1 por cada 1.724.
Y es que las empresas encargadas de gestionar estas cárceles
(principalmente Corrections Corporation of America (CCA) y el Grupo GEO)
pueden llegar a recibir hasta 60000 $ al año por preso.
Dinero que procede del Gobierno Federal, es decir, de los bolsillos del contribuyente.
Así pues, no es extraño que se dispare el número de presos: se trata de un inmenso negocio…
Y eso sin tener en cuenta un hecho adicional: los presos son obligados a
trabajar en los talleres de estas cárceles a cambio de un sueldo mínimo
(menos de 25 centavos la hora), convirtiéndose así en mano de obra
esclava y redundando en el propio negocio que significan las cárceles.
Como ves, en Estados Unidos, detener y encarcelar es, literalmente, un negocio.
Y con un negocio de esta magnitud y tal y como se desarrollan los
acontecimientos socio-económicos a escala mundial, pregúntate cuánto
tiempo tardaremos en tener prisiones privadas en nuestro país.
Posiblemente pienses que eso no sucederá nunca en España ni en Europa,
que es algo que solo puede suceder en EEUU y que no es un modelo
“exportable” a otros países.
Bueno,
si nos han exportado todos sus modelos sociales y económicos: como su
democracia bipartidista, su comida basura, su cine, su música, sus
videojuegos, sus medios de transporte, sus armas, sus ordenadores, sus
smartphones, su internet, sus cámaras de vigilancia omnipresentes, su
Halloween y ahora incluso su Black Friday…¿Cómo puedes ser tan inocente y
pensar que no van a exportar este modelo tan lucrativo de negocio?
Y menos cuando se utiliza el subterfugio de la “incapacidad financiera
del estado” para privatizarlo literalmente todo (excepto las deudas
bancarias, claro)
Poco importan las barreras legales y culturales en un mundo que se
globaliza y en el que las fronteras de todo tipo se diluyen rápidamente
bajo la presión de las corporaciones transnacionales.
Si los ciudadanos de todo el mundo no reaccionamos de forma urgente y
contundente, nos veremos abocados a un futuro literalmente infernal.
A un régimen totalitario a escala planetaria, al que nos acercamos paso a paso, pero de forma inexorable.
Un estado policial donde cada uno de nuestros movimientos será
monitorizado y controlado, donde la autoridad recaerá en manos de
personas no electas por la población e infinitamente más corruptas y
desalmadas de lo que lo puedan serlo ahora nuestros actuales
gobernantes.
Una sociedad donde se incentivará la denuncia del semejante, bajo el
subterfugio de la paz, la convivencia y la persecución del delito.
Y si por casualidad piensas que todas estas aseveraciones son exageradas
y propias de una enajenada mente “conspiranoica”, te propongo que hagas
memoria.
Si tienes edad suficiente para ello, vuelve 30 años atrás.
¿Que habrías pensado hace 30 años si alguien te hubiera dicho que en el
futuro millones de llamadas telefónicas serian grabadas y cotejadas
instantánea y simultáneamente en todo el mundo por una máquina capaz de
interpretarlas sin la supervisión directa de un ser humano?
Sin duda, lo habrías tomado por un loco amante de la fantasía.
Recuerda
que hace 30 años, la imagen de la escucha telefónica consistía en un
individuo que entraba a hurtadillas en un domicilio, instalaba un
voluminoso micrófono en el interior del teléfono y escuchaba las
conversaciones con unos inmensos auriculares, a la par que las
registraba en un armatoste llamado grabadora magnetofónica.
Pero continuemos con el ejercicio…
¿Qué habrías pensado hace 30 años si te hubieran dicho que en tu ciudad
no podrías caminar ni diez metros sin pasar bajo el ojo escrutador de
una cámara de vigilancia?
¿Y si te hubieran dicho que estas cámaras serían capaces de leer las
matrículas de los coches e incluso reconocerte a ti y a todas las
personas gracias a un software de reconocimiento facial, sin necesitar
de la intervención de ningún ser humano?
¿Y si te hubieran dicho que estas cámaras serían capaces de analizar tus
expresiones faciales y tus gestos y determinar si estas a punto o no de
cometer un crimen antes de que lo cometas?
Sin
duda habrías dicho: todo ello son ideas de ciencia ficción, pero en
todo caso, los ciudadanos jamás permitirían que se instalaran mecanismos
de vigilancia tan invasivos.
Pues no, no lo hemos impedido.
Ni tan solo hemos rechistado.
¿Y qué habrías pensado si te hubieran dicho que aviones-robot serían
enviados al otro lado del mundo para atacar y bombardear sin necesitar
un piloto?
¿Y que podrían llegar a hacerlo sin necesitar absolutamente nadie que
los controlase, actuando por sí mismos, escogiendo los objetivos y
tomando decisiones por sí mismos?
¿Y si te hubieran dicho que las computadoras sustituirían al propio ser
humano a la hora de ganar dinero, tomando decisiones por ellas mismas?
¿Qué cara habrías puesto cuando viste Wall Street por primera vez, allá
por 1987, si te hubieran dicho que potentes computadoras controlarían la
actividad bursátil a través de los conocidos como Operadores de Alta
Frecuencia?
Pues aquí lo tienes.
Y como no queremos sobrexcitar tu imaginación y que nos tildes de “locos
conspiranoicos”, no hablaremos de las tecnologías del futuro…
Tan solo te pedimos que te imagines 30 años atrás.
Y que te des cuenta de que, lo que sucede ahora, entonces te habría parecido una locura sin sentido.
Y que te habrías reído en la cara de quien te dijera que se acercaba un futuro como éste.
Pero ahora lo estás viviendo.
¿Aún crees que todo lo que decimos es la visión paranoica de cuatro pirados?
Bueno, es posible.
Pero también es posible que quieras ocultar la cabeza dentro de un
agujero para no ver la realidad que vives y mucho menos la que se
acerca.
El tiempo dirá.
Pero, desgraciadamente, entonces ya será demasiado tarde.
Debemos reaccionar ahora.
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