lunes, 14 de octubre de 2013 |

SON MAS INGENIOSAS LAS MUJERES AL MATAR QUE LOS HOMBRES

Una mujer que engaña a su esposo lo besa apasionadamente cuando este llega del trabajo. Entre sus labios deja deslizar una pequeña cápsula de cianuro, lo cual mata al hombre en cuestión de segundos.



Para la psiquiatra Sigrun Rossmanith, una de las más reputadas especialistas en asesinatos cometidos por mujeres, cree que la mujer anterior “combina un acto de amor con el asesinato. ¿Podría un hombre hacer eso?”.
 
Luego de haber participado en más de 3 mil casos donde las mujeres son las victimarias, Rossmanith acaba de publicar Are Women the Better Murderers?, donde analiza las razones por las que las mujeres no sólo matan, sino lo que sus métodos nos indican sobre sus motivaciones y lo que llama “el lado oscuro de las mujeres.”

Y es que se supone que las mujeres no son tan violentas como los hombres –lo que deja de lado la cuestión de que la violencia en nuestra sociedad, en su aplicación como en su recepción, es una cuestión que el género también determina: “La mayoría de las mujeres asesinas nunca habían cometido crímenes antes… Raramente matan extraños. La mayoría de los conflictos ocurren dentro de las propias cuatro paredes, y luego crecen. A menudo ocurre que las víctimas, en una reversión de roles, se vuelven perpetradores.”

Para compensar la fuerza física, las mujeres que matan suelen dejar a sus víctimas indefensas para así poder llevar a cabo el asesinato. “Una herramienta frecuentemente usada es el cuchillo, un recurso plenamente europeo comparado con los Estados Unidos, donde se utilizan predominantemente armas de fuego.”

Rossmanith cuenta que el esquema básico es cuando una mujer ha sido víctima de alguien (probablemente un familiar) durante mucho tiempo y ha recibido una forma de abuso y humillación que nunca termina de normalizarse; cuando la víctima ve que, por ejemplo, sus hijos están en peligro, o que el abuso ha llegado a un punto intolerable, algo se activa en la mujer, algo que la doctora llama “la esquina oscura del alma”, las cuales no existen únicamente en las mujeres, sino que es una posición humana, por decirlo así, normal.

“Uno siempre asume que los hombres tienen potencial para ser violentos, brutales y egocéntricos. Ellos no tienen que cubrir ese lado de sí mismos. Pero se espera que las mujeres actúen como si eso no existiera en nosotras. El problema específicamente femenino es cómo lidiar con este lado oscuro. Si siempre es reprimido y nunca reconocido, podrías verte superada por esta fuerza oscura en momentos drásticos.”

Desde mujeres que golpean a su esposo-violador con sartenes hasta matarlo hasta las que, como Medea, matan a sus propios hijos para vengarse de su pareja o pretendiendo castigarla, las mujeres tienen tanto potencial destructivo como los hombres, pero nuestra sociedad no lo reconoce, según Rossmanith, por el feminismo: “Soy una mujer. Pero ya sabes, soy fan del feminismo: ha logrado mucho. Sólo me da problemas el que las mujeres siempre sean retratadas como más amables y menos dadas a la violencia. En mi experiencia ese simplemente no es el caso. En mi vida, a menudo he atestiguado cuán duras pueden ser las mujeres. Cuán tortuosas pueden ser unas con otras.”


Las mujeres como víctimas de violencia física y sexual es una constante intolerable que está presente en todas partes, con alarmantes ejemplos en ocasiones. Pero para construir una verdadera igualdad en nuestra sociedad debemos pensar que los hombres y las mujeres tienen no sólo los mismos derechos y potenciales, sino los mismos problemas con qué lidiar dentro de sus vidas –problemas que socialmente las mujeres no pueden manifestar abiertamente, como el abuso de una pareja que dice amarlas o el maltrato físico que puede acumularse desde la infancia. Sin embargo, en esto Rossmanith es lapidaria: “Personalmente me atemoriza más la venganza de una mujer que la de un hombre.”


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