Los resultados mostraron que los sujetos que habían tomado leche y yogurt mantenían los niveles de pH, en cambio los que habían consumido queso mostraban un aumento en los niveles de pH.
"Parece claro que el queso aumenta la salivación más que otros alimentos y que además la acción de sus componentes se adhieren al esmalte de los dientes protegiéndoles de la acción destructiva del ácido", indicó Iván Malagón, odontólogo a cargo del análisis.
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