Estás a mil : trabajo, hijos, supermercado,
médico, gimnasio ¡si es que UNA VEZ por semana lográs ir!. Llegás a tu
casa reventada y no parás hasta las 11 de la noche, cuando caés rendida
en la cama después de preparar meriendas, revisar cuadernos, lavar
ropa, cocinar y atender las demandas de tu bebé.