El delicado caso del obispo despilfarrador, el
alemán Franz-Peter Tebartz-van Elst, conocido por sus gustos costosos,
resulta un desafío para el papa Francisco, quien deberá decidir esta
semana la sanción que adoptará el Vaticano. El obispo, a cargo de la
pudiente diócesis de Limburgo, sudoeste de Alemania, se encuentra en
Roma para una serie de encuentros en el Vaticano.